viernes, 16 mayo 2025

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Qué ver en un día en Alicante: mi ruta ideal para aprovecharlo al máximo

Alicante

Cuando pienso en ciudades que tienen de todo para disfrutar en poco tiempo, Alicante está en mi top 10. No necesitas una semana para enamorarte de ella. Con un día bien organizado, puedes saborear su historia, su ambiente, su comida y hasta darte un chapuzón si vas con ganas. Aquí te cuento mi ruta personal, la que yo haría si solo tuviera 24 horas para empaparme de esta ciudad.

 

¿Dónde dejar el equipaje si no tienes hotel?

Esto es algo que a veces no se tiene en cuenta, pero si vas a estar solo un día en Alicante y no tienes alojamiento reservado, necesitas saber dónde dejar la mochila o la maleta para poder moverte con libertad. Nadie quiere ir cargando todo el día por la ciudad, y menos si hace calor o tienes pensado visitar sitios como el castillo o la playa.

Por suerte, Alicante está bastante preparada para este tipo de visitas rápidas. Existen opciones muy prácticas como City Lockers Alicante, que es un sistema de taquillas automáticas que puedes alquilar por horas o por todo el día. Están en ubicaciones bastante céntricas, así que te quedan a mano si llegas en tren o autobús y quieres empezar a explorar desde ya.

También hay otras opciones parecidas repartidas por la ciudad, pero yo he probado esa en particular y me pareció muy cómoda. Es ideal si llegas por la mañana, quieres aprovechar el día entero y luego te vas por la noche en tren, avión o bus.

 

Empieza el día en el Castillo de Santa Bárbara

Si llegas temprano, lo mejor es arrancar por lo más alto —literalmente. El Castillo de Santa Bárbara es uno de los sitios más emblemáticos de Alicante y está en lo alto del monte Benacantil, justo al lado del centro. Puedes subir andando (hay unas escaleras y un camino bastante accesible), en coche, o en ascensor desde la playa del Postiguet. Yo recomiendo subir caminando si vas con tiempo, porque las vistas van mejorando a cada paso.

Una vez arriba, te encuentras con un castillo enorme que te da una panorámica espectacular de toda la ciudad: el mar, el puerto, el casco antiguo, las playas… todo. Puedes pasear por dentro, ver algunas exposiciones que suelen tener abiertas al público, y simplemente disfrutar del sitio. Es un lugar donde sientes que el tiempo se detiene un poco.

 

Paseo por el Casco Antiguo y desayuno en el Barrio de Santa Cruz

Después de ver el castillo, toca bajar al centro. Y aquí es donde empieza la parte más pintoresca: el Barrio de Santa Cruz. Es la zona más antigua de Alicante, llena de calles estrechas, casas blancas con flores en las ventanas y un ambiente muy tranquilo. Si vas por la mañana, es el momento perfecto para desayunar algo típico.

Yo suelo parar en alguna de las cafeterías pequeñas que hay por ahí para tomar un café con tostada de tomate y aceite, o si tengo más hambre, un bocadillo de jamón. Nada complicado, pero todo sabe mejor en ese entorno.

Este barrio tiene mucho encanto, y aunque no es muy grande, vale la pena perderse un poco por sus calles. Si te gusta la fotografía, es un paraíso.

 

Recorre la Explanada de España

Después de ese desayuno, lo suyo es bajar hacia la Explanada de España. Es uno de los paseos más conocidos de Alicante, con su suelo de mosaico ondulado (hecho con más de 6 millones de teselas, por si te gustan los datos curiosos) y sus palmeras a los lados.

Siempre hay gente caminando, artistas callejeros, puestos de artesanía… Tiene un ambiente muy relajado y es ideal para pasear un rato. Además, estás ya muy cerca del mar, así que empiezas a oler la brisa marina.

Justo al lado está el puerto deportivo, donde puedes ver yates, tomar algo en alguna terraza o simplemente seguir caminando. Es una zona que invita a ir sin prisa.

 

Playa del Postiguet: si hay tiempo y sol, un baño rápido

Si hace buen tiempo y te apetece, la Playa del Postiguet está justo ahí. No es la más grande ni la más salvaje, pero está muy bien cuidada y es perfecta para un baño rápido. Yo siempre llevo el bañador en la mochila, por si acaso. No hay nada como darte un chapuzón con vistas al castillo que acabas de visitar hace un rato.

Si no quieres bañarte, igual vale la pena tumbarse unos minutos en la arena, descansar un poco y seguir la ruta después. Hay duchas, chiringuitos y buen ambiente.

 

Visita al Mercado Central

Para la siguiente parada, toca subir un poco de nuevo hacia el Mercado Central. No es solo un sitio para comprar, es un lugar donde ves cómo es la vida diaria de los alicantinos. Hay puestos de pescado, carne, frutas, dulces… y sobre todo, mucha vidilla. A mí me encanta porque es un sitio auténtico, sin pretensiones.

Si vas cerca de la hora de comer, puedes picar algo en alguno de los bares de dentro o en los alrededores. Yo suelo pedir una tapa de ensaladilla rusa o unas tellinas (una especie de mejillón pequeño típico de la zona). También puedes comprar algo de fruta fresca si solo quieres un tentempié.

 

Comer en el centro: el arroz es obligatorio

En Alicante, si solo vas un día, tienes que probar un arroz sí o sí. Y no me refiero solo a la paella (que en esta zona no se llama así, ojo), sino a alguna de sus muchas variedades: arroz del senyoret, arroz a banda, arroz con costra, fideuà…

Hay muchos sitios buenos en el centro para comer, desde los más tradicionales hasta lugares un poco más modernos. Uno que me gusta mucho está cerca de la Plaza Nueva, donde puedes comer bien sin dejarte todo el presupuesto. Pero si tienes algo más de dinero para gastar, hay restaurantes como Dársena (en el puerto) que son más caros pero ofrecen una experiencia muy buena.

Eso sí, reserva con antelación si vas en temporada alta, porque se llena.

 

Tarde de paseo por el MARQ o el MACA

Después de comer, si te apetece algo más cultural (y si el calor aprieta, también viene bien meterse en un sitio con aire acondicionado), tienes dos museos muy recomendables.

Uno es el MARQ, el Museo Arqueológico de Alicante. No es el típico museo aburrido: tiene una puesta en escena muy moderna, con audiovisuales, recreaciones y muchas piezas interesantes. Puedes ver cómo era la vida en la zona desde tiempos prehistóricos hasta la época romana y medieval.

El otro es el MACA, el Museo de Arte Contemporáneo. Está justo al lado de la Basílica de Santa María y tiene obras de artistas como Picasso, Miró o Chillida. Aunque no seas muy fan del arte moderno, el edificio en sí ya merece la pena y no es muy grande, así que se ve rápido.

 

Atardecer en el Parque de la Ereta

Antes de que se haga de noche, mi recomendación es subir (un poco más, sí) al Parque de la Ereta. Está en la ladera del monte Benacantil, justo debajo del castillo, y tiene una de las mejores vistas de Alicante. No es un parque muy conocido por los turistas, pero es tranquilo y bonito.

Desde ahí puedes ver cómo cae el sol sobre la ciudad y el mar. Si llevas algo para picar o beber, es un sitio ideal para hacer una mini merienda o simplemente sentarte un rato a disfrutar del momento.

 

Cena por la zona del centro o el puerto

Para acabar el día, toca buscar un sitio para cenar. Si has comido un arroz potente, quizá te apetece algo más ligero. Hay muchos bares de tapas, hamburgueserías, sitios de comida fusión… depende de lo que te apetezca.

A mí me gusta mucho ir a la zona del centro histórico (por la calle Castaños, por ejemplo) o al puerto, donde hay más ambiente. Puedes cenar algo tranquilo y luego tomar una copa si te apetece alargar un poco más la noche. Hay sitios con música en directo, bares con terraza y hasta discotecas si te va la fiesta.

 

¿Y si tengo tiempo para más?

Si te organizas muy bien o si no paras mucho en cada sitio, todavía puedes añadir alguna cosa más. Por ejemplo:

  • La Plaza del Ayuntamiento, muy bonita y con mucho ambiente.
  • La Concatedral de San Nicolás, que es más imponente por dentro de lo que parece por fuera.
  • El Tardeo, que es una especie de “fiesta por la tarde” que se ha puesto muy de moda en Alicante los fines de semana.

Todo depende del ritmo que lleves y de lo que te apetezca priorizar. Pero incluso con lo básico, ya te llevas una idea muy completa de la ciudad.

 

Alicante en un día es posible… y vale mucho la pena

Alicante es una ciudad que se puede disfrutar muchísimo en un solo día. Tiene el tamaño justo para moverse a pie, una mezcla genial de playa, historia y gastronomía, y un ambiente muy mediterráneo que engancha. No necesitas correr para verlo todo, pero sí conviene tener un pequeño plan como este para no perderte lo mejor.

Si vienes solo, en pareja o con amigos, siempre hay algo para cada tipo de viajero. Y lo mejor es que, cuando te vayas, probablemente ya estés pensando en volver. Porque Alicante tiene eso: puede que te sepa a poco, pero siempre deja huella.

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