La incertidumbre y la excesiva presión son causas de trastornos mentales entre los estudiantes. Parece que esta etapa es una versión de la vida en rosa, ya que el joven continúa, en cierto modo, bajo el paraguas familiar. Sin embargo, pueden aparecer problemas mentales que si no se atajan a tiempo pueden dañar al individuo y prolongarse en el tiempo.
La salud mental es una asignatura pendiente en la formación universitaria y en la enseñanza secundaria. Tan preocupada por alcanzar resultados académicos, se desentiende, en cierto modo, de cómo se alcanzan esos objetivos y de las condiciones en las que los estudiantes llegan hasta ellos.
Los psicólogos de Psi Barcelona, un gabinete de Psicólogos y Psicoterapeutas con más de 15 años de experiencia aplicando la Psicología Gestalt, opinan que la incertidumbre llega a ocasionar angustia y ansiedad. Justamente, la incertidumbre en la que viven muchos estudiantes respecto a si serán capaces de sacarse la carrera, si podrán superar con éxito las exigencias del curso o respecto al futuro profesional que les espera, puede pasar factura a su salud mental.
La vida estudiantil está cargada de expectativas. Lo que tus padres, que te pagan la carrera, esperan de ti; lo que tus profesores te exigen para aprobar o sacar buena nota, las aspiraciones personales que tú mismo te has fijado. Todo esto es una mochila sobre la espalda del estudiante con una fuerte carga psicológica.
Es importante aprender a soltar lastre. Esto no significa liarse la manta a la cabeza y desentenderse de todo, sino comprender que algunas cuestiones de tu futuro escapan a tu control. Disfrutar del proceso de enriquecimiento en conocimientos y experiencias personales que implica estudiar y no obsesionarse con las esperanzas que tú u otras personas han fijado en ti es clave. La sociedad o la vida puede despojarte de muchos bienes que has conseguido, pero nunca te quitará lo que has aprendido.
Estos son algunos factores que influyen en la salud mental de los estudiantes y los trastornos mentales más habituales en esta etapa de la vida.
Factores que influyen en la salud mental de los estudiantes.
Socialmente, hemos fijado el proceso de formación en la infancia y la adolescencia. La idea es que el individuo se incorpore lo antes posible al mercado laboral para generar riqueza la mayor parte de su vida. Esta decisión tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Está demostrado que cuanto más joven es una persona, más capacidad tiene para asimilar conocimientos nuevos. Por otro lado, el periodo formativo coincide con una etapa de la vida en la que el individuo está fraguando su personalidad, en la que está en desarrollo. Dispone de menos habilidades para gestionar situaciones complejas.
Con relación a esto, la página web educativa Pearson sintetiza que estos son los 7 factores más importantes que inciden en la salud mental de los universitarios:
- Falta de habilidades blandas. Esto hace referencia a la inteligencia emocional. Entre los jóvenes es frecuente que exista una cierta impaciencia, lo quieren todo ya, sin esperar a que se creen las condiciones propicias para conseguirlo. Por otro lado, suelen ser menos autocríticos. Conciben las críticas como un cuestionamiento personal y no como un instrumento para mejorar. También hay más dificultad para separar diferentes ámbitos, como el académico y el personal.
- Exceso de carga de trabajo. La acumulación de trabajos por entregar en la facultad, el ritmo de los exámenes, la asistencia a clase, las prácticas, etc. pueden conducir al estudiante a una situación de estrés permanente. En este aspecto influye la habilidad para saber organizarse y establecer prioridades.
- Problemas socioeconómicos. Se ha demostrado que la situación social y económica de un estudiante y la de su familia influye en cómo se toma los estudios. Así, por ejemplo, con el precio tan alto que tienen las matrículas universitarias, los hijos de familias trabajadoras tienen una mayor presión por no suspender una asignatura y volver a pagar las tasas que aquellos que tienen una situación económica más holgada.
- Adicciones. Veremos más adelante que se trata de un problema de salud mental en sí mismo. Las adicciones al alcohol y las drogas es una cuestión que afecta a jóvenes de todas las clases sociales. Se asocian con frecuencia a determinados hábitos de relación con los demás o de estudio. No saber controlarlos produce desbarajustes en el funcionamiento mental y físico del individuo.
- Uso irresponsable de las nuevas tecnologías. El uso de la tecnología también puede producir adicción. El uso desproporcionado y obsesivo de las redes sociales o de los videojuegos pueden llevar al estudiante a desconectar de la realidad.
- Entorno académico. Fenómenos como el bullying se han puesto en primera plana en los últimos años. Hemos visto que tiene efectos sobre la autoestima de quienes lo padecen. No estudiar en un entorno agradable, en el que el estudiante se sienta cómodo, incide en su rendimiento académico y en su estabilidad emocional.
- Aislamiento. Este es otro facto clave. Parece que cuando estás en la universidad los estudios son lo primero, pero nunca debe ser lo único. No establecer redes de apoyo emocional con compañeros de universidad, amigos y la familia favorece el desarrollo de trastornos mentales en esta etapa.
Partiendo de aquí, estos son algunos de los trastornos mentales más frecuentes entre los estudiantes:
Ansiedad.
Según la revista digital Infobae, el trastorno de ansiedad es el problema mental más frecuente entre estudiantes de secundaria y universitarios. Las altas expectativas colocadas en el desarrollo de unos estudios, unido a la consideración del estudiante de que no va a ser capaz de cubrirlas, lo conducen a una situación mental que puede desencadenar ataques de ansiedad. La ansiedad es paralizante. No solo impide que el alumno se concentre en sus actividades, sino que obstruye las relaciones sociales en otros ámbitos de la vida.
La ansiedad genera problemas físicos como el aumento del ritmo cardiaco, el insomnio, la tensión muscular, fatiga, tendencia a los sobresaltos, diarreas, problemas intestinales y el desarrollo de un estado de ánimo irritable.
Depresión.
Nos ha costado tiempo comprender que la depresión no es un estado de ánimo sino una enfermedad mental grave. Tanto es así, que es una de las principales causas de suicidio. Los enfermos con depresión profunda pueden llegar a sentir impulsos suicidas difíciles de reprimir.
La depresión en los estudiantes se traduce en una total apatía y desinterés, ya no solo por los estudios sino sobre cualquier aspecto de su vida. Llegan incluso a abandonarse en cuestiones tan elementales como la alimentación y el aseo personal. Sumidos en un estado profundo de tristeza que les genera agotamiento físico.
Las causas de la depresión pueden ser múltiples y variadas. Desde la presión en los estudios, el fracaso en los resultados académicos, un mal ambiente en el aula hasta contradicciones que no tienen que ver estrictamente con el ámbito estudiantil, como las relaciones familiares y sociales.
En la mayoría de los casos, la depresión suele ir acompañada de una baja autoestima.
Estrés.
El estrés es una respuesta física y mental del organismo ante un esfuerzo excesivo. Esto en el caso de los estudiantes suele venir ocasionado por la carga de trabajo o por una agenda excesivamente atareada.
El estrés puede aparecer de forma puntual o convertirse en algo recurrente, hasta el punto de hacerse crónico.
Cuando decimos que puede aparecer puntualmente no obedece a que llega la época de exámenes y el estudiante se dedica todo el día a estudiar a contrarreloj. Por lo general, la sobrecarga de trabajo viene de antes. Lo que sucede es que llega un momento en el que el cuerpo no puede con todo y dice basta.
El estrés crónico es cuando esa situación de agobio se convierte en el estado habitual del estudiante. Con frecuencia, el estrés crónico termina desembocando en depresión, mientras que el estrés puntual puede dar lugar a episodios de ansiedad.
Trastornos alimentarios.
Los trastornos alimentarios más conocidos son la anorexia y la bulimia. Frente a lo que suele pensar, estos trastornos no obedecen a una obsesión por la apariencia física, ni a una influencia de las modas. Detrás de estos comportamientos existe una profunda carga psicológica relacionada con situaciones de baja autoestima. La enferma o enfermo rechaza su persona y centra toda su atención en alterar su apariencia corporal. Se ve fea, no solo por fuera, también por dentro. Por mucho que adelgace, siempre se verá gorda, ya que no se acepta tal y como es.
Otro trastorno alimentario es el trastorno alimentario compulsivo, que puede estar asociado con situaciones de ansiedad.
Adicciones.
La juventud y adolescencia es un periodo vital en la que la persona está buscando su lugar en el mundo. Por tanto, está abierto a experimentar. El consumo de determinadas sustancias suele estar asociado a la rebeldía, a romper con lo establecido o simplemente puede ser un ritual de relación social o de pertenencia a un grupo. La universidad crea un ambiente libre que favorece esta experimentación. Pero ojo, hay que tener cuidado, hay que saber controlar. Quizás, uno de los mayores errores que hemos cometido en la historia es identificar el consumo de drogas con la libertad, cuando no lo es. El adicto está preso de su dependencia.