Los sevillanos se jactan de ser lo mejor del sur, los gaditanos hacen alarde de su particular simpatía, los malagueños, de su lujo y la jet set. Pero Andalucía es más que un cliché y el amor propio del que gozan sus lugareños. Al margen de sus gentes que, como en todas partes las habrá mejores o peores, lo mejor de esta Comunidad Autónoma es su paraje, su historia, su arquitectura. De la mano de Visitours, expertos en viajes por Andalucía, vamos a sumergirnos por las calles de Sevilla. Su particular arquitectura, su impresionante historia que nace las diferentes culturas que por allí pasaron y el deleite de poder caminar cerca del Guadalquivir, hacen de este viaje por la historia de España un periplo diferente. Dejamos a un lado el turismo convencional y nos metemos de lleno en la historia, caminando por las calles de Sevilla.
La historia de esta ciudad llena de magia, que inspira canciones y tiene infinidad de fieles devotos (no solo por su Semana Santa, también su Feria de Abril), se bebe en sus calles. En su casco antiguo, ese que puede recorrerse a pie y no requiere de coche, salvo que sea de caballos, para perderse entre sus empedradas calles.
Los sevillanos de raíces profundas, recomiendan empezar esta caminata partiendo el Alcázar, ese imponente palacio real que sigue en uso y goza de ser el más antiguo de Europa. No en vano, el original se construyó durante la época islámica. Desde este punto, declarado por la Unesco Patrimonio de Humanidad, un paseo por el barrio de Santa Cruz, nos llevará al hospital de los Venerables. Tras una incursión en este fantástico edificio, subiremos a la Giralda de Sevilla y exploraremos esa catedral gótica que presume de grandiosidad: se supone la más grande del mundo.
Comprobada su magnificiencia, abandonaremos la catedral para pasar por el palacio de San Telmo y la Torre del Oro, cruzaremos el Guadalquivir para atravesar Triana y, aunque la canción dice que el corazón que a Triana va, nunca volverá, retornaremos al centro histórico atravesando el puente de Triana, para concluir nuestra aventura en la Iglesia del Salvador.
Veamos paso a paso estos puntos que construyen la historia de esta emblemática ciudad.
El Alcázar de Sevilla
Visitar este lugar es obligado si pasas por Sevilla. Lo peor de hacerlo es la masificación constante. La mejor manera de disfrutar de la visita a este lugar es ignorar la cola que se forma en la taquilla y adquirir las entradas vía online. De esta manera, puedes evitar esas colas que se forman y perder tu maravilloso tiempo pasando calor a la espera de que avance. Si dispones de tu entrada previamente, solo tienes que acceder al Alcázar por la Puerta del León.
Una vez pases la entrada, encontrarás el último vestigio del palacio almohade del siglo XII: el Patio del Yeso. Desde ahí, el acceso a la Sala de Justicia, del siglo XIV, es la edificación de estilo mudéjar más antigua del Alcázar.
Poco hace falta para darse cuenta que el Alcázar, es un conjunto de palacios que se han construido en diferentes momentos de la historia. Nada mejor que adentrarse en ellos para saber de que pasta está hecha Sevilla. El mayor de sus palacios, es el Palacio Mudéjar o del Rey Don Pedro. Un conjunto de salas, patios y estanques que el mismo Pedro I de Castilla mando construir, allá por el siglo XIV.
Además de contar con innumerables salas, dormitorios y lugares recónditos, si algo embellece al Alcázar de Sevilla, son sus magníficos jardines. Elemento fundamental que merece su tiempo de visita. Un largo muro, divide los jardines en dos: los jardines primitivos y la zona de huertas que fue convertida en jardines a finales del siglo XIX. El origen del muro que los separa, es un lienzo de muralla almohade.
Santa Cruz y el Hospital de los Venerables
Este barrio fue en otro tiempo el barrio judío. Situado junto al Alcázar, como sus jardines, merece ser recorrido con tranquilidad, poniendo atención a todo lo que nos rodea, si la cantidad de turistas, nos lo permite. Perderse entre sus calles estrechas, con un trazado medieval que delata sus orígenes, es la mejor forma de llegar al Hospital de los Venerables, ubicado en pleno corazón del barrio.
No hay que dejarse engañar, este edificio barroco, levantado en el siglo XVII, sirvió de residencia a los sacerdotes y no a un hospital como puede parecer. Actualmente, se trata de la sede del Centro Velázquez, obviamente, dedicado al famoso pintor. En el interior de este, todavía solitario lugar, encontrarás una iglesia decorada con pinturas murales de Valdés Leal y su hijo, Lucas Valdés. A modo de curiosidad, contemplar el órgano que, aun siendo moderno, fue construido de manera que su estética no rompiera con la decoración del propio templo.
La Catedral y la Giralda
Como se aconseja hacer para visitar el Alcázar, se aconseja hacer para visitar la catedral y la Giralda: adquirir las entradas online y no tener que esperar la cola para entrar.
Lo primero es subir a la Giralda que, ni dispone de ascensor ni de escaleras. El ascenso a este alarde de la arquitectura mudéjar, se hace a través de rampas que, aun siendo más cómodo de hacer que si fueran escaleras, puede resultar agotador. Aunque bien vale la pena el esfuerzo: desde allí arriba se puede contemplar la ciudad de Sevilla y, observar los pináculos y el tejado de la imponente catedral.
Al deshacer el camino, bajamos por las interminables rampas que ahora, se hacen más llevaderas y nos adentramos de lleno en la catedral.
Esta construcción gótica se levantó en Sevilla en el siglo XV, sobre un solar que dejó la demolición de la antigua mezquita mayor de Sevilla que, antes de su demolición ya funcionaba como templo cristiano. De los restos de dicha mezquita, se conservaron el alminar que no es otra cosa que la Giralda y el patio de los naranjos.
Contemplar in situ esta obra de la arquitectura medieval resulta impresionante tanto para el devoto como para el mero turista. Arte gótico en todo su esplendor.
El Palacio de San Telmo
Bajando hasta la Puerta de Jerez, pasamos por las plazas del Triunfo y la Contratación o podemos optar por seguir la Avenida de la Constitución que se encuentra peatonalizada, para llegar al Palacio de San Telmo, sede actual de la Presidencia de la Junta de Andaluza. Este edificio barroco fue construido en los siglos XVII y XVIII.
Su fachada norte se corona con doce estatuas que componen lo que se conoce como la galería de los doce sevillanos ilustres, entre los que se encuentran Velázquez, Murillo y Bartolomé de las Casas. Pese a las muchas reformas que ha sufrido este espectacular Palacio, la fachada principal se conserva tal y como se construyó en el siglo XVIII, así como el patio y la capilla. Para poder visitarlo, hay que registrarse previamente y solicitar la visita que es guiada y gratuita.
La Torre del Oro y el barrio de Triana
Seguimos camino del archiconocido barrio de Triana, donde nos encontramos con la emblemática Torre del Oro. Esta torre fue originalmente una torre almohade que formaba parte de las defensas de Sevilla. En el siglo XIV, se le añadió un segundo cuerpo y en el siglo XVIII, el tercero.
Cruzamos por el puente de San Telmo la Dársena del Guadalquivir que sigue al antiguo cauce del río que, una vez canalizado sigue hacia el oeste, fuera del casco histórico.
Llegamos por fin a Triana, un barrio histórico que, si atendemos a la mitología, tiene un fundador muy peculiar: Hércules. En sus orígenes, Triana estaba separada de Sevilla por el río hasta que los almohades, construyeron un puente para unirlos. No fue hasta el siglo XIX que se sustituyó por uno de hierro: el Puente de Triana.
Desde el puente, caminamos por la calle Betis, siguiendo la ribera del antiguo cauce del Guadalquivir, seguimos por la calle Pureza y llegamos a la iglesia más antigua de Sevilla, la de Santa Ana, de estilo gótico mudéjar, levantada en el siglo XIII y reconstruida parcialmente, en el siglo XVIII. Retornamos a la calle Betis, llegamos a la Plaza del Altozano, frente al Puente de Triana, donde se erige el corazón del barrio.
La iglesia del Salvador
Para finalizar nuestro camino por Sevilla, hacemos la última etapa cruzando por el Puente de Triana, recorremos las calles del centro de la ciudad y llegamos a la iglesia del Salvador. El lugar que ocupa hoy esta iglesia, correspondió en su día a una antigua mezquita, la más grande de la ciudad hasta que en el siglo XII, se levantó la mezquita mayor.
Con la conquista de los cristianos, esta mezquita se convirtió en la iglesia del Divino Salvador del Mundo. En el siglo XVII, este templo estaba muy deteriorado debido a los estragos del tiempo, por lo que se derribó para ser reconstruido y convertido en la iglesia barroca que podemos contemplar en la actualidad.
Terminada nuestra ruta a pie por Sevilla, podemos decir que hemos recorrido parte de la historia de esta impactante ciudad que conserva los matices de la cultura que la levantó.